Alrededor del descubrimiento de la Biblia más antigua del mundo, que niega toda verdad religiosa anterior, Whittemore teje un fascinante tapiz, una auténtica obra maestra, en la que se mezclan con soltura los personajes más esperpénticos o las situaciones más fantásticas con un realismo crudo y conmovedor, lo que hizo que los críticos la compararan con la ficción de Barth, Borges, García Márquez, Nabokov o Pynchon.