A comienzos del siglo XX el poeta praguense Rainer&nbsp,Maria Rilke acuñaba el concepto de «propia&nbsp,muerte» («Oh Señor, dale a cada cual su propia&nbsp,muerte», escribía en uno de sus poemas) y&nbsp,ahondaba luego en esa idea en&nbsp,Los apuntes de&nbsp,Malte Laurids Brigge,&nbsp,donde contraponía la agonía del aristocrático abuelo del protagonista a la muerte alienada, moderna, en los hospitales parisinos,&nbsp,en los que era enorme, «como de fábrica», la producción de muerte.Unos cien años después, el escritor húngaro&nbsp,Péter Nádas escribe esta pequeña joya titulada&nbsp,La propia muerte.&nbsp,Esta ocurre en el hospital,&nbsp,ante los médicos, se nos muestra el quirófano,&nbsp,los pasillos hospitalarios, la enfermedad. Ya no&nbsp,queda nada, o casi nada, de mitología. Lo que&nbsp,hay, en cambio, es algo que no encontramos&nbsp,en Rilke: una experiencia propia. Nádas sufrió en&nbsp,abril de 1993 un infarto y es esa vivencia la que&nbsp,se describe con delicadeza y minuciosidad en el&nbsp,presente libro.