La historia de la lectura se ha constituido como uno de los dominios más importantes de la historia cultural. Las investigaciones sobre la apropiación del libro por el lector han enriquecido de manera estimulante a los estudios tradicionales de la producción y difusión de los imperios, ya que nos han mostrado que no hay ediciones sin lectores, ni impresos sin compradores. Al dar prioridad al lector en el estudio de la cultura escrita se ha visto que los artefacto sociales, así sean viviendas, ropa, alimento, etcétera, sólo se entienden plenamente si alcanzamos a comprender los modos en que eran usados en cada época. Quizás una de las mayores aportaciones que ha hecho Roger Chartier a la investigación histórica en su conjunto es la de recuperar el interés por las formas de consumo. En esta obra, Chartier continúa profundizando en dichos temas, pero ahora lo hace con la ayuda de los siguientes autores: Vico, Kant, Condorcet, Benjamin y Borges. Pero aunque éstos formen parte de los llamados “clásicos”, no tenga la menor duda el lector de que la manera en que los usa Chartier es sumamente creativa.