Por medio de Lelio, hombre estrechamente unido a Escipión el Africano, Marco Tulio Cicerón diserta sobre la naturaleza y la excelencia de la amistad: aquella que está fundada en la virtud, que soporta con firmeza las injurias del tiempo y el ímpetu de toda clase de acontecimientos, y que aumenta y adorna la vida de los hombres con honestidad y esplendor. En un diálogo sereno, pero lleno de la gravedad propia de la sabiduría, eleva la amistad hasta la cumbre de la dignidad y considera que debe compararse con la justicia y la verdad. Esta obra, escrita en los últimos tiempos de la República, todavía hoy nos advierte con voz clara y casi viva, pues, aunque hayan cambiado los siglos, no ha cambiado la naturaleza humana: siempre busca el mismo corazón al que unirse con el ánimo y el consejo.