Lo dice la Wikipedia: la física cuántica estudia la naturaleza en términos de cantidades observables, pero a una escala espacial extremadamente pequeña, en el interior de los átomos. En esa dimensión, el mundo se abre y nos resulta inusual, regido por el misterio. En esta nueva dimensión apreciamos íntimamente la resistencia de los materiales. En la misma dirección que un poeta como Jorge Riechmann, preocupado por la lengua, la ciencia y nuestro ecosistema, María García Díaz (Pola de Siero, 1992), especialista en mécanica cuántica, no propone un libro que parte de la visión microscópica para reelaborar la expresión de nuestras percepciones, ancladas en una tradición anatómica petrarquista —dientes, oro y coral—, basada en la simple vista y en sus anquilosadas derivaciones. Este es un libro innovador: por la manera de llevar la amplitud de miras a un terreno donde se construye una estética —y una ética estética— de la naturaleza que nos obliga a ir más adentro en la espesura, donde la piel y la mirada sobre la piel son distintas. El lirismo micronarrativo de En tu piscina de esmeraldas calculé y lloré combi