Homenajear a nuestro querido Marcelo Viñar, que sigue tan presente en todos nosotros, nos enfrenta a la experiencia de su ausencia, su falta, su abrazo amigo. Su énfasis en remarcar que para que haya psicoanálisis no basta que haya un analista y un paciente.... Siempre es necesario el colega del primero, el otro que te apoya....... Siempre nos hablara de la grupalidad como decisiva para sostener el quehacer analítico, que en la soledad absoluta sería muy difícil. Subrayaba como uno de los objetivos de la transmisión del Psicoanálisis, desde su perspectiva, era lograr que no se perdiese, sobre todo, el coraje de pensar. Poder ver más allá de la fuerza de las evidencias en esta época caracterizada por la futilidad de los vínculos, la inmediatez de las respuestas y el fanatismo de las certezas.

Y desde esa grupalidad tan necesaria que lo homenajeamos, tratando de sostener ese tiempo reflexivo, tal como él proponía, y que se sigan abriendo interrogantes ante nuevos derroteros de oscuridad y descubrimiento. Lo seguiremos necesitando como siempre, pero es nuestra esperanza que sea una añoranza creativa de todos los que junto a él recibimos sus saberes germinales y que podamos transmitir algo de la fecundidad de sus semillas.