Hasta hace no mucho tiempo, la novela griega era considerada un ?género menor?, cuyo público, conformado sobre todo por mujeres y adolescentes, se deleitaba con las peripecias de dos jóvenes enamorados hasta desembocar en el convencional happy end. Sin embargo, los avances de la crítica en las últimas décadas han demostrado que las novelas griegas eran mucho más complejas de lo que se creía antaño. Sus autores, en efecto, poseían una vasta formación literaria y retórica que no duda-ron en poner al servicio de unos textos caracterizados por su polifonía ?beben de la épica, la historiografía, la tragedia, etc.? y su sofisticación. Precisamente, la literatura y la retórica eran los pilares en que se sus-tentaba la educación en la Antigüedad. Esta se dividía en tres niveles, que iban desde el aprendizaje de la lectoescritura hasta la elaboración y recitación de declamaciones, pasando por la lectura de los grandes autores del pasado. Así mismo, a medio camino entre la enseñanza secundaria y la superior, se impartían una serie de ejercicios compositivos conocidos como progymnasmata, que se convirtieron en una herramienta indispensable para la formación de todo escritor.De las cinco novelas griegas conservadas por entero, Leucipa y Clitofonte de Aquiles Tacio es ?junto con Etiópicas de Heliodoro? la que mayor influencia recibe de la retórica escolar. Este trabajo es el primero en ofrecer una visión global de la huella de los ejercicios escolares de preparación retórica o progymnasmata en Leucipa y Clitofonte. Lejos de ceñirse a la teoría de los manuales de retórica, Aquiles Tacio, en un ejercicio de libertad creativa, la adapta a sus intereses narrativos y estilísticos. El resultado es una obra literaria novedosa a la par que, sofisticada, motivos por los cuales gozó de una rica fortuna en los siglos venideros.