No hay duda: no hay en la literatura colombiana una vida más rica en osadías, en experiencias, enaventuras, en tenacidad escritural que la de ese mulato que responde y respondió al nombre deManuel Zapata Olivella. Caminó por las carreteras y los espíritus. Por despeñaderos y selvas. Portrochas y ríos. Por dentro y por fuera de la controvertida condición humana. Acumuló vida.Después, escribió. Su literatura procede de la sangre, como han querido algunos pensadores. EnColombia no lo igualan José Eustasio Rivera ni Gabriel García Márquez, que también anduvieroncaminos y soportaron dificultades. Y le ganaron a las adversidades. Tampoco se le acerca Vargas Vila,que, perseguido por la represión eclesial, siempre trató de codearse con lo lujoso y lo señorial. ZapataOlivella fue valentía, testarudez, resistencia al ultraje.
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