Todas las ciudades marítimasátemen la tempestad, excepto la Serena.El tiempo no pasa por ella. Sus habitantes nacenáy viven y mueren, los demonios acuáticos emergenáuna vez al año de los canales, las campanasáde la torre siguen sonando. Una niebla fríaáy perezosa rodea la ciudad perennementeáy desdibuja el horizonte.Todas las ciudades marítimasátemen la tempestad, pero la Serenaáhace dos siglos que no vive ningunaáy ha olvidado el peligro.Hasta ahora...«Fantasmas, aventuras y demonios en una atmósfera oscura yámagnética. De esta historia me quedo, sin duda, con sus personajesáinolvidables».Paula Gallego, autora de La princesa de invierno
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