La figura de Joan Roura-Parella (Tortellà, 1897 - Middletown, 1983) resulta interesante por toda una serie de motivos, de los que sobresalen dos. En primer lugar, y tal y como suele ocurrir en la historia del pensamiento, porque su trayectoria vital e intelectual reproduce y expresa algunos de los rasgos más distintivos del tiempo histórico en el que se desarrolló. Cuando observamos las vicisitudes y las facecias que le tocó vivir, cuando prestamos atención a las iniciativas que emprendió, se hace difícil no ver a un personaje marcado por un conjunto de circunstancias primordiales de nuestra historia: la situación de la pedagogía en el primer tercio del siglo XX, la Segunda República, la Guerra Civil Española, el exilio americano, etcétera. Por otro lado, y como suele ocurrir también en cualquier historia del pensamiento, Roura-Parella es interesante por su singularidad como pensador, es decir, por la dificultad a la hora de reducirlo definitivamente a un conjunto bien delimitado de corrientes de pensamiento o doctrinas. Roura-Parella, en este sentido, es interesante por las cosas que escribió y dijo él y no sólo como persona que se ha visto afectada por las vicisitudes del tiempo histórico que le ha tocado vivir.