Llega la noche y una estrella fugaz cae a los dominios de una luciérnaga. La luciérnaga, al ver a la estrella herida, no duda en hacer todo lo posible por ayudarla. La vida de una estrella fugaz en manos de una pequeña luciérnaga. En esa distancia prudencial que se hace llamar compañía, entendió que solo le quedaba una sonrisa como aportación, y encogido por la pena, con el deseo de que su alma se fuera tranquila. La luciérnaga consigue darle a la estrella una última descarga de su luz, para que la estrella pudiera alzar su vuelo y perderse en el horizonte infinito del espacio.
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