Para darle una buena lección, Martina, la mujer de un leñador vago y aficionado a la bebida, convence a los enviados de un noble de que su marido es el único médico capaz de sanar a su hija Lucinda. Aunque, dice Martina, solo a base de golpes reconocerá que es médico. Así que el truco para que desempeñe su profesión consiste en darle unos buenos palos. Pero ¿es el de Martina el único engaño en esta obra?Equívocos, dobles intenciones, un poco de maldad, bastante humor, una lección difícil de olvidar. ¡Ríete con las peripecias de un médico con muy poca ciencia!
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