En 1810, durante la guerra de la Independencia (1808-1814), Francisco de Goya comenzó a trabajar en las 82 estampas que constituyen los Desastres de la guerra, donde elaboró artísticamente la experiencia del drama bélico y plasmó de forma descarnada su impacto en la vida de las gentes. Apoyándose en libros de emblemas y fuentes literarias, sublimó y abstrajo aspectos y acontecimientos concretos de la guerra, entre ellos la tortura, la devastación, el hambre o el horror de la violencia sexual como arma, que fue el primero en representar, pese a que en su época no existía debate social sobre su uso como medio o consecuencia de los conflictos armados. Aunque no se publicó hasta 1863, pasados 35 años de la muerte del pintor, la serie se encuentra entre las obras más conocidas de Goya, y su influencia en multitud de artistas posteriores es innegable.
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