Tradicionalmente, el Estado proporcionaba incentivos para configurar las prioridades de inversión y trataba de producir bienes públicos y un marco normativo que favoreciera la acumulación de capital, todo ello sin fomentar sectores ni prácticas no capitalistas. La izquierda mayoritaria ha venido apoyando en lo esencial estas prácticas en todo el mundo capitalista desarrollado. Aun cuando se pudieran recrear unas condiciones semejantes, y dadas las incertidumbres de la trayectoria de las condiciones estructurales del capitalismo, la izquierda debería empezar a pensar seriamente acerca de la deseabilidad y la posibilidad de ampliar el espacio para las alternativas no capitalistas dentro de las economías capitalistas.

No hay concepto hoy por hoy, tanto en el ámbito de las ciencias sociales como a pie de calle, más controvertido que el de «clase social». No son pocos los teóricos, analistas y políticos que han decretado su muerte en la sociedad actual, mientras que otros insisten en su trascendencia y centralidad a la hora de comprender el capitalismo contemporáneo. Entre afirmar que su relevancia se limita a su uso para explicar las oportunidades económicas individuales y argumentar que es también una característica estructural de las relaciones de poder media un abismo. Erik Olin Wright lleva cuatro décadas indagando, en la teoría pero también de manera empírica, por qué la clase importa ­­–y mucho–. En Comprender las clases sociales, el destacado sociólogo estadounidense examina sus divergentes significados de cara a desarrollar un marco de estudio sólido y consistente. Partiendo de los análisis clásicos de Marx y Weber primero, de los estudios y trabajos de eminentes autores contemporáneos como Charles Tilly, Thomas Piketty o Guy Standing después, para examinar en un último bloque cómo la lucha de clases y el compromiso de clase se manifiestan en la sociedad hoy, este estudio definitivo proporciona una visión concluyente sobre cómo pensar la complejidad de las clases sociales en el mundo del capitalismo global.