Tras sus obras poéticas anteriores, El desahucio, Apología del desastre y Rachas de amor desordenado, se aprecia un salto de fe: el que uno no osaría en su obra temprana.El linarense disecciona la anatomía de la emoción con la mano certera del cirujano que conoce su intervención en el alma. En Siempre la misma herida, la incisión se torna confesión y propósito de enmienda. Se reconcilia consigo mismo, se desprende del camuflaje y se reconoce al fin en su propia silvestría.El asombro ante lo cotidiano, el camino abrupto hacia la clarividencia, el cuestionamiento místico de la realidad. ¿Sucederá el milagro? ¿Será esta la segunda aparición de Cristo reencarnado en icono pop? La expectación. El momento justo en que uno elige si aquello que gravita en el cielo es buitre o ángel.Emmanuel LemanMúsico y compositor
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