Si regalaran un diamante por cada disgusto que da la vida, sería multimillonaria", pensó Victoria cuando encontró a su novio liado con su mejor amiga el día antes de su boda. En medio de este caos emocional, su empresa le ha dado dos meses para ir a Escocia, localizar a un conde de nombre impronunciable y convencerle de que debe firmar un contrato de cesión del castillo de Eilean Donan para rodar un spot publicitario de una marca de relojes. Dos meses o estará de patitas en la calle y perderá su flamante estilo de vida.